Autor: Elik G. Troconis

¡Llega el audiolibro de Titivillus!

Mi abuelo Luis era un gran lector en voz alta. Mi papá lo es. Recuerdo nítidamente a uno y a otro leyendo distintos libros. Ambos ponían muchísima emoción en la narración. Yo me sentía como si estuviera viviendo la escena en carne propia, como si delante de mí se dispararan los cañones de un relato histórico que le encantaba a mi abuelo o como si tuviera enfrente a aquel Sherlock Holmes del que hablaba mi papá.

Escucharlos de pequeño me fascinó tanto que yo también quise convertirme en un buen lector en voz alta. En cursos y talleres, en reuniones, en cualquier escenario que se preste, en cuanto hay que leer algo y preguntan quién quiere hacerlo, yo levanto la mano. Es algo que disfruto, pues siento que le doy vida a los personajes y que, de alguna manera, hago vivir también al autor entre aquellos que lo estamos conociendo a través de sus letras. Y lo disfruto más cuando percibo la emoción de las personas a mi alrededor, la misma que yo experimentaba al oír a mi papá y a mi abuelo.

Leer en voz alta tiene mucho de actuación, que es otra cosa que siempre me ha llamado la atención (y que está en mi larga lista de cosas por hacer). Implica entender los pensamientos y los sentimientos de cada personaje, crear una voz para ellos, saber pronunciar no solo sus palabras, sino también sus silencios y hasta sus titubeos. Significa hacer vivir a alguien que en realidad no tiene vida.

Por esta magia, recuerdo que desde que comencé a escribir soñé con grabar mis propios audiolibros. Hoy… ¡hoy es un sueño cumplido! Para inaugurar la serie, elegí Titivillus, mi libro más reciente. Su protagonista es Faustino, un escritor joven y frustrado que termina por firmar un pacto con el demonio Titivillus para obtener todo el éxito que siempre ha soñado. Este le garantiza todo el futuro que desea a cambio, tan solo, de su pasado. “Cuanto más porvenir tengas, más tomaré yo de tus recuerdos”. 

Grabar este libro fue toda una experiencia: adaptar el texto, inventar la voz de los

personajes, actuar sus escenas, volverme loco en el estudio. Lo disfruté muchísimo y estoy seguro de que todos aquellos que lo escuchen lo harán también. Lo mejor es que la tecnología de hoy permite acceder a él con tan solo unos cuantos clics aquí.

El audiolibro llega, además, en un momento clave: el sábado 9 de noviembre tendremos un encuentro con toda la comunidad lectora de Titivillus. Esteban Vázquez (ilustrador del libro) y yo estaremos compartiendo un rato con nuestros lectores para conocer sus impresiones, saber qué les pareció la historia, escuchar cuál fue su pasaje favorito. ¡Hay tiempo perfecto para leer!

¡Nos escuchamos en Titivillus y nos vemos muy pronto en la charla!

Luces y sombras de la Edad Media

Hay 74% de probabilidades de que pienses que la Edad Media fue un periodo absolutamente oscuro, en el que no ocurrió nada importante, y que, sin embargo, te encante el arte del Renacimiento y seas fan de la obra de Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y otros tantos. Lo impresionante es que no te has dado cuenta de que fue precisamente durante la Edad Media que comenzó el Renacimiento.

Esta época en particular ha sido víctima de juicios erróneos en distintos momentos. Por un lado, en el Renacimiento y en la Ilustración, se dijo que había sido una época oscura y retrógrada, de estancamiento cultural. Y más tarde, en el siglo XIX, los castillos, los caballeros y las princesas fueron romantizados. La verdad, la Edad Media no fue ni una cosa ni otra. 

¿Y si te dijera que esta fue la época en que reinó Ricardo Corazón de León y se creó la leyenda de Robin Hood? ¿Y si te dijera que es la misma en la que escribió un tal Dante Alighieri? ¿Y si te dijera que fue en esos años que se creó la escala musical (Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si)? ¿Y si te dijera que puedes aprender todo esto y mucho más en un solo curso? ¡Pues déjame invitarte a Luces y sombras de la Edad Media!

¡Haremos un recorrido a lo largo de mil años! Hablaremos de la caída del Imperio Romano, que significó el fin de la Antigüedad y también el inicio de la Edad Media. Entenderemos la expansión del cristianismo y la fuerza arrolladora del islam, lo cual nos permitirá ver las famosísimas Cruzadas. Hablaremos de emperadores como Carlomagno y pensadores como Avicena, así como de la vida diaria de las personas de a pie. Conoceremos la literatura, la pintura y la arquitectura de la época.

Gracias a este curso, nos daremos cuenta de que la Edad Media fue un periodo en el que se gestaron muchos movimientos y corrientes que hasta el día de hoy tienen gran influencia en nuestra vida diaria. Veremos toda la luz de un periodo que nos vendieron como oscuro.

Este curso tendrá lugar los cuatro sábados de octubre, de 11 a 13 hrs (tiempo del centro de México). Puedes consultar el programa completo aquí. No te demores, pues es cupo limitado.

Llegó la Biblioteca Troconis

El último par de años han sido extraordinarios para mí y ahora llegan a una de sus cimas. Durante este tiempo, recibí el Premio Nacional de Literatura Fenal-Norma 2022 en México y también fui segundo lugar en el Concurso Nacional de Poesía “Juan Cervera 2024” en España. Publiqué mi noveno libro, que además presenté en el Centro Nacional de la Cultura y las Artes, y en la Feria Nacional del Libro de León. He dado conferencias en ferias, universidades y empresas. He impartido cursos en lugares tan emblemáticos como la Casa del Lago.

Pues ahora todos los aprendizajes, toda la experiencia, toda las herramientas docentes y de divulgación están reunidas en mi nuevo proyecto: la Biblioteca Troconis. Se trata de un espacio virtual que reúne cursos, talleres y asesorías impartidos por mí. En nuestro mundo actual, donde las ocupaciones vuelven complicado tomar cursos en horarios fijos, la alternativa es adaptarse por medio de las plataformas en línea, donde el contenido está listo para ser consultado por cualquier persona desde cualquier lugar y en cualquier momento.

No se trata tan solo de grabarse frente a una cámara mientras hablas, sino de pensar cada una de las lecciones de una forma distinta. Por eso los nuevos alumnos encontrarán ejercicios conjuntos e incluso exámenes tipo test en algunos de los cursos.

Actualmente, además de asesorías en distintos rubros, la Biblioteca Troconis cuenta con tres contenidos:

  • Curso de apreciación de poesía
  • Taller de redacción y comunicación
  • Word para escritores, editores y otros seres fantásticos

El primero de ellos realiza un recorrido por más de 2,000 años a través de la historia de la poesía, destacando algunos de sus autores, formas y textos más importantes. Gracias a estas lecciones se han nutrido muchos conocedores de la poesía y también han surgido nuevos amantes del género que antes lo creían cursi o incomprensible.

Por su lado, el Taller de redacción y comunicación ha ayudado a personas de todo tipo a mejorar sus capacidades expresivas, desde personal administrativo de oficinas hasta escritores.

Por último, el curso de Word tiene el propósito de dotar a los usuarios de herramientas tecnológicas en un programa que todo el mundo usa y cree que sabe usar, sin sospechar todas las características especiales que ofrece.

Antes del último día del 2024, habrá en la plataforma nuevos talleres como uno de cuento y también cursos tanto de artes como de humanidades, entre los que destaca uno sobre cine y literatura policiaca, y otro sobre la Edad Media. La apuesta es que las personas no solo aprendan, sino que disfruten de hacerlo. Las artes y las humanidades son fundamentales para vivir mejor.

La Biblioteca Troconis está lista para que la explores y que la hagas tuya. ¡Espero que la disfrutes muchísimo! Puedes acceder a ella aquí y además usar el cupón ESPECIAL para recibir 15% de descuento en cualquier curso (válido hasta la medianoche del 25 de agosto de 2024).

¿Qué es el éxito para ti?

Esa es la pregunta que más me han hecho en entrevistas y presentaciones durante los últimos tres meses, desde el lanzamiento de mi novela más reciente. Y es que el protagonista de Titivillus firma un pacto para obtener todo el éxito que siempre ha soñado. El demonio que se le aparece le ofrece todo el futuro que desea a cambio, tan solo, de su pasado. “Cuanto más porvenir tengas, más tomaré yo de tus recuerdos”. ¿Se imaginan? “Entonces, Elik, ¿qué es el éxito para ti?”

La primera vez la pregunta me tomó por sorpresa en una entrevista. Al cabo de un par de segundos, dije: “Si lo digo, arruinaría el libro para los lectores”. Parece una salida fácil, pero es que, en verdad, una parte fundamental de la novela es la transformación de Faustino, el protagonista. Al principio está tan desencantado con su vida y aspira con tanta fuerza a tener un gran porvenir, que le da igual renunciar a sus recuerdos. Pero su decisión lo hace darse cuenta de algo relacionado con el éxito. No digo más porque spoilearía todo.

Lo que sí quiero decir es que esta novela me llevó a mí mismo a reflexionar en torno al éxito. Se nos ha enseñado que este es sinónimo de una gran fortuna económica. Exitosa es aquella persona que tiene un muy buen puesto, que gana bien y que tiene su propia casa. Exitosa también es aquella persona que se casó con el amor de su vida y tuvo hijos con él o ella. Exitosa es la persona que viaja por el mundo con una sonrisa en la cara. ¿Pero de verdad ese es el éxito? ¿Es exitoso quien tiene todo eso, pero detesta su trabajo?, ¿quien no tiene un motivo para hacer todo lo que hace?, ¿quien siempre quiere más y nunca está satisfecho?

¿A Faustino lo hace exitoso publicar libros leídos en todo el mundo, ganar todos los premios literarios, dar conferencias ante auditorios llenos? Uno esperaría que sí, pero quizá no. Con lo que le pasa a Faustino yo me di cuenta de dos cosas. Por un lado, que el concepto de éxito debería ser totalmente personalizado: cada quien debería tener su propia idea de ello porque cada quien es distinto. Y por otro lado, me di cuenta de cuál era mi propia idea del éxito, lo que realmente me importa alcanzar en esta vida.

Insisto en que no diré más para que los lectores disfruten el final de Titivillus. Más bien les tiendo la pregunta aquí: ¿qué es el éxito para ustedes? Y me encantaría que lo respondieran antes de leer el libro y después de hacerlo, por si acaso algo en ustedes cambia con la lectura. Ya me contarán en los comentarios de esta entrada o en Instagram o en Facebook. Mientras tanto, lo que sí quiero hacer es agradecer a los medios de comunicación que se han interesado por este libro y han ayudado a que llegue a más lectores, tales como El Heraldo, 24 horas, Newsweek, el Imer, Canal 22, Radio Educación, e-consulta y otros más que seguramente se me escapan, así como a la comunidad de booktalkers en redes sociales, cuyo trabajo es invaluable. Y gracias a ustedes, lectores, por acoger a Faustino en su vida.

Destino

Por Germán Troconis Trens1

Siempre me he preguntado acerca del destino. ¿Ya tenemos predeterminada la vida o todo es una serie de eventos inconexos que no tienen ninguna relación entre sí? Todo esto lo reflexionaba una mañana al tomar el primer café del día en la sala de descanso de médicos. Con las noticias del televisor me vine a enterar de lo acaecido a una mujer que había atendido en el hospital apenas unos días antes. El desenlace que visualicé me hizo sentir culpable por no haber sospechado que algo así podría haber sucedido. Yo estuve ahí, participé activamente en el desarrollo de los eventos y, debido a mi inexperiencia y falta de visión, no pude prever el resultado. Esta es la historia que voy a compartir con ustedes para dejar de cargar con su culpa. 

En la escuela siempre nos dijeron que la Medicina no solo es una ciencia, sino que entraña una especie de arte; que la práctica siempre será clave para el desarrollo exitoso de nuestras labores. La teoría es necesaria pero, por encima de eso, en el doctor debe desarrollarse cierto sentido intuitivo que es realmente misterioso. Es algo así como el aura que algunos le ven a los médicos, eso que permite que digan “Nada más lo vi y ya me siento mejor, doctor”. Fanfarronadas, piensan algunos, pero después de que les cuente lo sucedido tendrán otra opinión. 

Y es que ya dije que no solo soy testigo ocular del evento, sino participante activo. ¿Destino? ¿Concatenación desafortunada de eventos? Juzguen ustedes.

Era el primer día de actividades hospitalarias en aquella vigorosa y joven ciudad, que prometía mucho tanto a sus pobladores como a nosotros, 12 jóvenes médicos recién graduados. En ese entonces, Ensenada ya era más que un pueblo; ahora se abría paso por la pujante península con el deseo de llegar a ostentar los estándares que las ciudades gringas tenían en su haber. Sin embargo, el encanto del mar, los pescadores que recogían sus redes al finalizar la faena y el conformismo que flotaba en su ambiente eran rasgos ostensibles. La vida se vivía en el presente; el mañana sería otro cantar. Estaba en manos de Dios. Esto dejaba ver profundos contrastes, pues la incipiente economía de la clase media que perseguía mejores condiciones de vida se estrellaba contra la resignación ancestral de los pobladores de este pueblo pesquero. Podías ver relucientes tiendas donde se vendían donas glaseadas con café y enfrente carritos donde el platillo único y típico era el fish taco.

Así llegamos a esta ciudad que nos esperaba con los brazos abiertos, pero con grandes carencias en los servicios sanitarios, los cuales se encontraban totalmente desbordados. Y ahí estábamos, jóvenes médicos haciendo su internado antes de graduarse más que dispuestos a adquirir las habilidades prácticas que la ciencia médica nos había negado en las aulas. Algunos teníamos hambre de ensayar lo aprendido a pesar de los riesgos que pudiera significar para los pacientes esa falta de pericia. Otros lo que querían era divertirse, conocer mundo, incluso enrolarse con alguna bonita enfermera, pues la fama de las mujeres del lugar se había extendido. Sabíamos que Ensenada era toda una cantera de mujeres hermosas de ojos claros, piel tersa y costumbres relajadas. Muchos habían escogido Baja California por ser el punto más distante de la Ciudad de México; así podrían romper el cordón umbilical que los unía a sus familias. Otros lo hicimos porque sabíamos muy bien de la fama que reinaba en ese lugar en cuanto a la práctica extrahospitalaria que se vivía ahí: la vida nocturna, el frecuente paso por la frontera. La pura ciudad tenía en sí su encanto, pues al acercarnos a los muelles podíamos vivir un poco la vida de los pescadores, marineros y demás personal que se relacionaba con todo lo que sucedía en las costas y el mar.

De estos 12 médicos, muy pocos nos conocíamos; en general todos éramos auténticos desconocidos. Uno de ellos, el más desenfadado e indiferente, era Rolando. Iba por la vida diciendo que las cosas seguirían el curso que ya estaba predestinado y que por tanto no valía la pena esforzarse ni apanicarse por nada. A menudo decía: “Cuando te toca, aunque te quites; cuando no, aunque te pongas”. Pero la frase célebre con la que supuestamente resolvía todos los problemas era otra, de apenas cuatro palabras: “Todo está bajo control”.

El primer día de hospital, se realizó la repartición de servicios y guardias. Me tocó Rolando de pareja: como sendos policías, uno cubriendo las espaldas del otro. Yo más bien pensaba que cubriendo las deficiencias de ambos. Nos habían asignado la Tococirugía, que es el lugar donde se vigilan y atienden los partos. Como en todos los servicios, existían peculiaridades. Para nuestro asombro, este era guapachoso: música tropical, chistes colorados, ambiente distendido. Así disminuía el estrés que siempre se respiraba, pues a menudo había muchas pacientes, gritos, carreras por evitar que el nacimiento de un bebé nos ganara, llamadas para conseguir sangre y reparar las pérdidas por hemorragias agudas, etcétera.

En esas estábamos un día con nuestras dos enfermeras de turno, Elvia y Rosario, cuando oímos llamar a la puerta. Rolando la abrió sin prisa. ¿Cuál no sería nuestra sorpresa al encontrar a una descomunal mujer en estado gestante avanzado que solicitaba consulta pues sentía que el chamaco quería ya salir? Recuerdo que lo que más me llamó la atención fueron sus pobladas cejas y arcos superciliares abombados, que dejaban sus diminutos ojos ocultos en dos pequeños nichos que eran las órbitas. “¿De dónde habrá salido esta mujer?”, me pregunté. “Su aspecto es totalmente simiesco”. Sin estar muy seguros, la pasamos al cubículo de interrogatorio y empezamos a realizar su historia clínica. Pura teoría, preguntas y preguntas que poca utilidad tenían. 

 Durante el interrogatorio me llamó la atención lo escuetas que eran sus respuestas y a veces incluso contradictorias. No mostraban esa singular felicidad de la embarazada a punto de terminar esta etapa y conocer ya a su bebé. Finalmente llegó el temido momento de la exploración. Muy diligente, Rosario la pasó a la mesa de exploración ayudándole a ponerse la famosísima bata de hospital, “con la abertura para atrás”. Yo no me sentía ni remotamente capaz de explorarla, pero Rolando con su habitual desenfado dijo que él lo haría. Procedió entonces al temido tacto vaginal. Después de unos momentos, cuando yo esperaba el informe para anotarlo en el expediente, pronunció su veredicto final:

—Calientito y viscoso.

—¡No seas imbécil! —le dije—. Eso no nos dice nada. Te parece que pongamos “Útero gestante ocupado con un producto”… Supongo que viene de cabeza, ¿no? 

—Sí, creo que sí.

—Entonces “en posición cefálica, en trabajo de parto” —completé mientras anotaba en el expediente—. Y le ponemos “Cinco centímetros de dilatación”.

—Pues sí, ponle así, para poder ingresarla y ya aquí la vamos cuidando.

—La paciente se queda en Labor —dije yo mirando a las enfermeras con gran seguridad.

—¿Seguro? —me preguntaron ambas al unísono.

 Desde la llegada de Emma (ese era el nombre de la paciente), Elvia y Rosario nos veían divertidas sin pronunciar una sola palabra. 

—Doctores, recuerden que Labor solo tiene dos camas y, si las ocupan todas innecesariamente, no podrán aceptar urgencias reales que nos lleguen más tarde. 

Incómodo momento, pero ya era muy tarde y el orgullo nos impedía echarnos para atrás.

—Se queda —dije firme.

Finalmente Emma fue ingresada. Sin embargo, Trabajo Social nos comunicó que habían detectado algunas irregularidades en su número de seguridad social, pues al parecer estaba inactivo por falta de aporte en sus cuotas obrero-patronales. Pero esos eran problemas administrativos que a nosotros no nos competían. Así pues, se quedó y ahí empezó nuestro vía crucis.

El desarrollo de un trabajo de parto es toda una experiencia. En ella ocurren diferentes procesos que van impactando en la psique de la mujer que los padece y del personal médico a su alrededor. Es cansado, tenso y a veces monótono, pero es cuando pueden ocurrir un sinfín de complicaciones como el sangrado o la disminución de los latidos cardíacos del bebe. El médico debe detectar de manera oportuna esas complicaciones para actuar en consecuencia. Fue en esos momentos que noté que cada vez que me acercaba a Emma, sentía una especie de vacío, algo que me desasosegaba y me dejaba preocupado. Ella hablaba poco y se quejaba menos a pesar de que nosotros detectábamos el dolor que le producían las contracciones, cada vez más violentas y continuas. 

—¿Tienes dolor? —le preguntaba continuamente.

Solo me contestaba:

—Algo. 

—¿Quieres que te ponga algo?

—Si quiere —me respondía.

Fueron pasando las horas. Nos permitíamos el lujo de revisarla a través de un tacto cada hora para irnos familiarizando con la evolución del proceso. Sin embargo, se seguía sintiendo “caliente y viscoso”, con cambios mínimos.

Fue hasta después de seis horas de estarla cuidando que ocurrió un evento para el que ya habíamos perdido esperanza: “rompió aguas”, es decir, la bolsa que contenía el líquido amniótico se rompió. Sabíamos que eso precipitaría las contracciones y el proceso de expulsión del bebé.

Pero no fue inmediato. Luego de más de 10 horas en Labor, entramos en el periodo expulsivo. Ese sí fue rápido: sin ningún medio analgésico, ¡recibimos un enorme bebé de casi 5 kilos! Inmediatamente se lo pusimos en el pecho a Emma, pero ella se mostró indiferente. Lo apartó con brusquedad.

De pronto, descubrimos una enorme mancha roja que se extendía por el suelo a una velocidad vertiginosa. Era la temida hemorragia. Debíamos acelerar la extracción de la placenta, pues, si no lo hacíamos, se quedaría atrapada al cerrarse el cuello uterino. Jalamos el cordón umbilical violentamente, pero lo único que logró esta acción fue romper la delicada estructura. Perdimos la tracción natural que podíamos ejercer sobre la placenta y, en lugar de sacarla completa y de un tirón, tuvimos que sacar pedazo a pedazo hasta que logramos extraerla por completo.

Después de este susto, nos percatamos de los destrozos en los tejidos que había producido el paso del bebé de casi 5 kilogramos. Se nos cayó el alma al suelo. 

—¿Qué vamos a hacer, Rolando? —le pregunté al ver todo aquello. 

—No sé. ¿Traes tu libro?

—¡Ahí no viene cómo solucionar esto!

—Tranquilo, hermano. Todo está bajo control. Iremos suturando y pegando como podamos. Ya verás. Alguien lo tuvo que hacer una primera vez. 

Poco a poco, la calma volvió a nosotros. Con paciencia, pudimos unir tejidos que macroscópicamente hallábamos similares tanto en color como en textura y disposición. Transcurrió una eternidad. Dejamos de sentir espalda y asentaderas. Pero terminamos.

Para ese momento, el bebé ya había desaparecido, pues se lo habían llevado a los cuneros. Los cuidados posteriores de la paciente requirieron grandes dosis de antibióticos, transfusiones y una serie de curaciones para evitar que se extendiera la infección potencial que nos preocupaba.

A lo largo de los días siguientes, Emma nos recibía con pocas palabras, cortante y sin emoción.

—¿Otra vez aquí?

—¿De nuevo la curación?

Cuando estaba más animada, exclamaba:

—¡Otra vez el par de burros!

Seguía sin demostrar ningún sentimiento. Ni desacuerdo ni enojo ni alegría. Solo una sensación de hartazgo por todo. Lo peor llegó cuando le llevaron por primera vez a su bebé. Reclamó que ese niño no era el suyo. Se armó tremendo rifirrafe. Sin embargo, por las características macrosómicas del bebé (nada más y nada menos que 5 kilos 150 gramos), no había lugar a dudas. Las personas de Trabajo Social intentaron ayudarnos sin éxito, ya que Emma no simpatizaba con ellas. Ni con ellas ni con nadie. 

Finalmente lo logramos. Aunque inconforme y rezongando, la dimos de alta y se llevó a su bebé, a quien no había querido ponerle nombre. 

Poco tiempo después, tres días para ser exactos, tomándome el primer café en la sala de descanso de médicos, me enteré de las noticias a través de la televisión. Una mujer había enloquecido por el llanto de un bebé desconocido para ella. Frente a un indolente padre que dormía la mona, había golpeado al niño con un rodillo de amasar. Después, le había prendido fuego a la humilde morada. La conductora del programa mostraba imágenes de un caserío humeante con los bomberos aún haciendo su trabajo, removiendo material potencialmente inflamable y buscando más víctimas. La reportera pudo sacarle un par de respuestas a la enorme mujer, que decía que había tenido que quemar todo porque —aún después de los golpes— el llanto y los gritos del bebé seguían retumbado en sus oídos. El reportaje terminaba con una entrevista a los paramédicos, quienes habían reconocido a la detenida: una paciente que se había escapado del manicomio hacía más de un año. Por la falta de medicación, la esquizofrenia que padecía se había desarrollado ferozmente.

Y entonces las piezas de ese rompecabezas empezaron a embonar. Habíamos estado frente a una esquizofrénica funcional que iba por el mundo sobreviviéndolo, adaptándose. Pero, ante un cúmulo de factores inmanejables para ella, se derramó el vaso y sobrevino el ataque agudo con las consecuencias ya conocidas. Todos aquellos pequeños detalles que no entendíamos en su momento —la abulia, las reacciones violentas, incluso el impago de sus cuotas— debían habernos alertado de que había algo más en juego en esta triste historia.

¿Falta de pericia e inmadurez? ¿O destino? Juzguen ustedes.

  1. Este texto es uno de los resultados del taller Hacerle al cuento, en el que nos sumergimos en este género literario para crear nuevas historias y personajes. La entrega final consistió en un cuento completo, como lo es “Destino”, de Germán Troconis Trens. Puedes conocer más sobre los cursos y talleres aquí. ↩︎

Elemental, mi querido Hitchcock

Lupas, deducciones, armas y técnicas forenses han cruzado la literatura y el cine desde hace tiempo. Edgar Allan Poe le regaló al mundo el primer detective literario en 1841 y Arthur Marvin llevó a uno por primera vez a la pantalla en el año de 1900. Desde entonces, los detectives, sus ayudantes y también sus archienemigos se han apoderado de las páginas, de la pantalla grande y de la chica, y también de la mente de sus lectores y espectadores.

El género policiaco ha sido una de mis pasiones desde muy pequeño. Primero lo fue como joven lector, luego como escritor y finalmente como investigador. Dediqué mi tesis de licenciatura a ese tema y luego he escrito más novelas de esa tradición, entre ellas La joya robada, que recibió el Premio Nacional de Literatura Fenal Norma. A su lado, otra de las artes que me encanta es el cine, que ha retratado de forma extraordinaria a los detectives y también a los criminales.

Ahora me enorgullece lanzar el curso “Elemental, mi querido Hitchcock”. En él veremos cómo se ha transformado el género policiaco tanto en la literatura como en el cine y las series. Investigaremos a los propios detectives y seguiremos sus huellas para explicarnos cómo han interactuado con las historias de gángsters, el suspenso, la fantasía y hasta el narcotráfico.

Este curso será virtual para que puedan unirse personas de todos los rincones del orbe. Será a lo largo de los 4 sábados de abril de 10 am a 12 pm (horario de la Ciudad de México). Además, todas las sesiones se grabarán por si algún inscrito no puede asistir a alguna.

En la primera sesión veremos cómo se forjó la tradición literaria del policiaco con los primeros detectives como Auguste Dupin, así como la forma en que Sherlock Holmes y Hercule Poirot saltaron al cine. En la segunda sesión hablaremos de la fusión con el género negro y la llegada de los chicos malos con autores como Dashiell Hammett y Raymond Chandler; fue ese el momento en que Hitchcock dirigió películas llenas de suspenso y en que Humphrey Bogart se puso gabardina y sombrero.

En la tercera sesión hablaremos de las series donde ahora resultó que la policía era buena: C. S. I., La ley y el orden y muchas más. Para terminar, hablaremos sobre las mezclas del policiaco con otros géneros en la actualidad, a partir de casos como Élmer Mendoza y el narcotráfico, y Dolores Redondo y la fantasía. Traeremos a colación incluso las nuevas versiones de Poirot en el cine.

Un deleite para todos aquellos que gustan de resolver enigmas, leer buenos libros y disfrutar el cine. ¿Están listos? Pues… ¡acción!

¿Quieres más información? Déjanos tu correo y te contactaremos.

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Placer de la agonía

Por Nancy Soriano1

Aún faltan quince minutos para las dos. Piensa en dar una vuelta más para cumplir con su caminata diaria, pero no, no hay tiempo, tiene que irse de ahí. 

Sale apresurado del parque y se dirige a la esquina de su calle. Pronto saldrá María. Tiene que hablar con ella, ya no puede esperar un día más.

A lo lejos ve a los primeros niños salir. Agitado, camina lo más rápido que puede. En la entrada observa muchos rostros, pero en ninguno de ellos reconoce esa mirada tierna, esa sonrisa sincera. La puerta de la escuela se cierra y no hay señales de María.

Eduardo se pregunta, qué ha pasado, seguirá dentro, repasa una y otra vez la rutina en su cabeza; ella tenía que salir del jardín de niños, saludarlo o platicar con él un rato, después, dirigirse a un restaurante para comprar comida; ir a un puesto de periódicos para ayudar a un anciano a cerrar su negocio. Y en algunas ocasiones quedarse a platicar con su vecina antes de entrar a casa.

No podía pasarle esto ahora, no hoy, no cuando por fin le diría lo que siente por ella.

De repente, se abre la puerta de la escuela y sale María. Sí, es ella, inconfundible, la única, la razón de su existencia, pero no va sola, no, está acompañada de Rodrigo.

A Eduardo le entra una desesperación, una rabia interna, qué hace Rodrigo ahí. Él tenía que estar de viaje. Maldice una y otra vez su presencia. Aunque sabe que gracias a él conoció a María.

Aún recuerda esa gran fiesta de fin de año. El jefe del periódico El Hoy los felicitaba a todos por su gran trabajo editorial cuando vio entrar a su mejor amigo, Rodrigo. Con una mujer alta, delgada, de ojos brillantes y profundos, que presentó a todos como su prometida. 

Toda esa noche se la pasaron horas y horas platicando, su sencillez al hablar y su amabilidad eran rasgos que la distinguían. Después de coincidir en varias reuniones, Eduardo quedó enganchado de ella. Su decisión de rentar un departamento carísimo, cerca de la casa de su amigo, valía cada maldito centavo con tal de verla. 

Una voz conocida lo saca de sus pensamientos. Rodrigo levanta la mano y le hace un gesto de saludo. Eduardo se hace el despistado y después, como si apenas los hubiera visto, regresa el saludo. 

Cuando vuelve a su departamento, Eduardo se reprocha no haber previsto cada detalle, se la pasa recordando lo sucedido. Esa noche no logra dormir, el recuerdo de Rodrigo sosteniendo la mano de María lo enfurece.

A la mañana siguiente, Eduardo sigue con su diálogo interno, ya no puede con esta situación y decide hacer algo para estar con ella.

—Por fin lo haré. La acariciaré, la tendré entre mis brazos y la dejaré sin el más mínimo aliento.

—¿Pero qué estás diciendo? ¿Estás loco? No te dejaré hacerlo.

—Tú no me lo impedirás porque ambos lo deseamos.

—¡No! Yo no puedo hacerlo.

—No te preocupes, el único que la tocará y sentirá seré yo. Tú no formaras parte de esto.

Eduardo voltea a ver el reloj y se levanta de la cama, comienza a caminar de un lado a otro, conversando en voz alta consigo mismo. Se dirige hacia la ventana que da al exterior de la calle, sus ojos la recorren por completo como si estuviera buscando algo. Fija la mirada en el restaurante donde María suele comprar su comida. Se queda inmóvil mientras se abre la puerta de este; da un paso atrás. Sabe que ella ha salido y que es el momento de hacerlo. No espera ni un minuto más. Sale del departamento y se dirige a la casa de María. Pasa rápidamente por el restaurante y da vuelta en la esquina. En todo el camino no se encuentra con ninguna persona. Mejor para él. Se detiene frente a una casa pequeña y toca la puerta. Escucha unos pasos acercándose. 

—¿Quién es?

—Soy yo, María. Eduardo.

—¡Eduardo! ¿Pasa algo?

—No, solo quiero hablar contigo.

Se abre la puerta y ahí está ella. Al verla su corazón late con lentitud como tratando de contenerse. María lo invita a pasar. Eduardo duda un poco, pero finalmente entra en la habitación. La puerta está cerrada. Ya no hay manera de escapar.

—Pero siéntate. ¿Quieres algo de tomar? 

—Un poco de café no estaría nada mal.

Su rostro comienza a sudar.

—¿Te sientes bien? Te veo un poco pálido.

—Sí… sí… Lo que pasa es que no he podido dormir últimamente.

Hay un momento de silencio y Eduardo reanuda la plática.

—María, ¿dónde está Rodrigo?

—De viaje por el trabajo. ¿No te dijo? ¿Venías a buscarlo? 

—¡No! Solo quería hablar contigo.

Ambos callan.

María prepara el café. La mirada de Eduardo se centra en las manos de María: sus movimientos suaves y delicados. El vaivén de sus caderas al moverse de un lado a otro de la cocina lo pone nervioso. Se imagina cómo sería sentir ese cuerpo sobre el suyo. María deja el café en la mesa de la sala y se sienta junto a él.

Pero él ya no se encuentra ahí, solo está su cuerpo. La vigila. Sigue cada uno de sus movimientos, como una bestia esperando el momento de lanzarse sobre su presa. El aroma a cítricos que desprende el perfume de ella deleita sus sentidos. María observa su rostro y siente temor. Su mirada fija y penetrante la ponen inquieta.

María sabe que algo no está bien y le pide a Eduardo que se vaya. El corazón de Eduardo deja de contenerse; late más rápido. Se acerca a María, la toma entre sus brazos y la besa. María se resiste, forcejea, pero hay algo en ella que también lo desea. Cede. Sus prendas se deslizan y caen al suelo. Las manos de Eduardo acarician su piel, sus labios besan cada parte de su cuerpo recorriendo una y otra vez su vientre. 

Eduardo aún no está satisfecho, necesita más. Necesita poseerla completamente. Una sensación desgarradora lo invade por completo. Sabe lo que tiene qué hacer.

La taza cae al suelo y el aroma a café los envuelve. Eduardo se da cuenta de que es el momento indicado. Penetra lentamente el cuerpo de María obligándola a soltar un quejido. El calor del café se confunde con el de sus cuerpos. 

Eduardo se desprende de los brazos de María. Permanece en el sillón mientras disfruta los últimos minutos de deseo que sentirá por ella. Delgados rayos de sol entran en la habitación y dibujan la silueta de María, su cabello largo y rizado, su tez blanca, cada vez más pálida y sus ojos cafés claro. Eduardo se levanta del sillón y se acerca a ella, la contempla y saca el cuchillo de su vientre, dejando el cuerpo de María en el suelo. El cuerpo y la mente de Eduardo ya son uno solo.

  1. Este texto es uno de los resultados del taller Hacerle al cuento, en el que nos sumergimos en este género literario para crear nuevas historias y personajes. La entrega final consistió en un cuento completo y “Placer de la agonía”, de Nancy Soriano, fue seleccionado como uno de los tres mejores. Espera la publicación de los otros ganadores en las siguientes semanas. Mientras tanto, puedes conocer más sobre los cursos y talleres aquí.
    ↩︎

Proyecto anti súper XY

Por Mayra Martínez Peláez1

“Soy Claudia, soy Esther y soy Teresa
Soy Ingrid, soy Fabiola y soy Valeria…
…Y soy esta que te hará pagar las cuentas.” 

“Canción sin miedo”, Vivir Quintana

22 de enero de 2040

INSÓLITO FENÓMENO AFECTA A LAS PATRIARCADOTITLECAS

PATRIARCADOTITLÁN.-  Una extraña condición mental sorprende a médicos y científicos del país. 

Los centros de salud se han visto abarrotados por una descomunal ola de mujeres de todas las edades y clases sociales, que reportan alteraciones repentinas e injustificadas en su estado de ánimo, las cuales incluyen: ansiedad, nerviosismo, incertidumbre y miedo. 

Miriam, estudiante preparatoriana de 16 años, afirma sentirse asfixiada y con temor al salir a las calles: “Mis manos se llenan de sudor y mi respiración se acelera, especialmente por las noches, cuando regreso sola a casa después la escuela”, manifestó. 

Fabiola, secretaria de 36 años, reporta extrema incomodidad al utilizar ciertas prendas para ir a trabajar: “Amo los vestidos, tengo decenas de ellos, pero ya no quiero usarlos más. Cuando me los pongo, me siento tan expuesta e insegura que hasta me dan ganas de llorar”, comentó. 

Ante la presión ejercida en redes sociales, el secretario de salud, Dr. Leandro Valle, aseguró en conferencia de prensa, que hasta el momento no existe evidencia alguna, de que la situación tenga un origen médico: “Dadas las características del sector afectado, yo no me atrevería a descartar que esto sea producto de la histeria colectiva”, precisó. 

Por su parte, el primer ministro Mauricio Santiel, exhortó a la población a no caer ante el amarillismo y la exageración, así mismo recomendó brindar compasión a las desafortunadas: “Hay que agasajarlas y mimarlas, hoy más que nunca”, puntualizó.

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15 de febrero de 2040

SE AGRAVA EL TRASTORNO QUE DAÑA SOLO A MUJERES

La insólita saturación de hospitales ha preocupado a los médicos patriarcadotitlecos, que luchan por brindar atención oportuna a las miles de pacientes, que, desde hace dos semanas, han acudido en busca de atención. 

Tan solo el Hospital General Dr. L. G. Nassar, el más grande en nuestro país, reporta estar al borde del colapso. “Han llegado muchas mujeres con serias lesiones en todo el cuerpo que les aparecen de la nada”, expuso Marcela Montaño, jefa de la central de enfermeras de este nosocomio. Y es que el duro estado mental que se ha presentado en el sexo femenino desde hace aproximadamente un mes, y que no ha causado efectos en hombres, parece haber evolucionado a una condición somática.

Rebeca, ama de casa de 52 años, cuenta haber despertado con un extenso hematoma en el mentón izquierdo: “Ni siquiera puedo abrir el ojo”, aseguró.

María Elena presenta un caso más alarmante. Llegó el pasado 10 de febrero, al área de urgencias del Centro Médico Nacional 3000, con profundas laceraciones en el rostro y brazos. “El daño se extiende por debajo de la dermis, como una quemadura de tercer grado”, informó el Dr. Alejandro Moreno, quien la ha atendido desde su llegada. “Mi vida se ha paralizado por completo, además del dolor físico que me causa, no puedo dejar de pensar en cómo me voy a ver con tantas cicatrices, porque mi cara ya no va a ser la misma”, comentó Malena, como le dice de cariño su familia. Tal como sucede con las otras afectadas, ni ella, ni los médicos, reconoce algún agente causal como responsable de sus heridas. 

El secretario de salud, el Dr. Valle, manifestó en un comunicado emitido a través de su cuenta de Z (antes X, antes Twitter) que “…con la finalidad de mejorar la calidad de vida de las patriarcadititlecas, cuya debilidad fisiológica y psicológica, las ha introducido a una condición de salud extraña, la Universidad Máxima, así como todo el cuerpo científico y médico del país, hombres sumamente preparados y competentes, estamos trabajando duro para encontrar una explicación y, sobre todo, una cura”, afirmó.

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01 de marzo de 2040

¡ES UN VIRUS…! LO QUE AFLIGE A PATRIARCADOTITLECAS

El primer ministro Mauricio Santiel, acompañado del secretario de salud, el Dr. Leandro Valle, anunciaron en un mensaje de 13 minutos realizado en cadena nacional, que se ha identificado un virus como el responsable del duro trastorno físico y mental, que ha golpeado a las patriarcadotitlecas desde hace más de un mes. 

De acuerdo con la información proporcionada, la transmisión de este ente infeccioso se da por vía respiratoria, a través de las finas gotas de saliva que se liberan al hablar, y que, al ser respiradas llegan a la nariz, donde según la carga viral, puede transfundir al resto del cuerpo por medio de los capilares; o invadir al nervio olfativo y atravesar la barrera hematoencefálica para llegar al cerebro. “El contagio sucede como una gripe y el mecanismo patológico que se desprende después, depende de los rasgos epigenéticos de la persona, lo que podría ser la respuesta de por qué los hombres se han mantenido inmunes, pues como bien lo dictan los principios darwinianos sobre la selección natural, nosotros nos favorecemos al ser individuos fuertes”, aseveró el Dr. Valle. 

Para frenar los casos, el secretario de salud recomendó a las mujeres limitar su vida social y evitar multitudes. “Si usted no se cuida, se va a enfermar, entonces, ¡no se exponga! ¡no salga! y ¡no provoque”, puntualizó. 

Mauricio Santiel llamó a conservar la calma y seguir las recomendaciones de los estudiosos del área. Finalmente, culminó su mensaje, agradeciendo a los médicos y científicos patriarcadotitlecos, por el esfuerzo suministrado en sus intentos por combatir el virus.

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03 de marzo de 2040

GUERRA DE DATOS EN PLENO BROTE VIRAL

Un grupo alterno de investigadoras de la Universidad Máxima ponen en duda el manejo de la infección viral que ha afectado a las mujeres desde inicio de año. 

A través de una serie de tiktoks, las estudiosas, dirigidas por Xunca Arredondo, influencer y científica patriacardotitleca, difundieron el método estadístico de vigilancia epidemiológica que publicaron recientemente en la revista indexada: The Lancet

La líder de opinión manifestó que, de acuerdo con su modelo, el número de afectadas cuantificadas, hasta el día de ayer, quintuplica el dato oficial suministrado por el Dr. Valle, además de arrojar una considerable cifra de defunciones, que el gobierno no ha reportado: “Nuestros hallazgos sugieren que este fenómeno debe ser ya catalogado como una epidemia. Es urgente que se tome como tal, porque el virus es potencialmente mortal”, declaró. 

Por otro lado, Arredondo calificó de “poco empático” al Dr. Valle, pues las medidas de contención que plantea agravian las garantías individuales de las mujeres, pues, según ella, “es injusto que se nos culpe por contraer una enfermedad”. 

Ante la agitación generada por estas aseveraciones, el secretario de salud, desacreditó, en una improvisada conferencia de prensa, a la investigadora, comparando su procedimiento con el controversial modelo centinela, usado en la pandemia de la COVID-19:  “Cualquier pseudocientífico de ahora, cree que puede venir a decirnos cómo hacer las cosas”, arremetió. 

El primer ministro Mauricio Santiel, se mantuvo en silencio.

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05 de marzo de 2024

EMERGEN MUERTAS POR EL VIRUS

Con el hashtag #Niunamás, miles de patriarcadotitlecas exigen al primer ministro Mauricio Santiel, transparencia y medidas de salud contundentes contra el brote viral. Familiares de fallecidas presuntamente a causa del virus buscan que el gobierno tome en cuenta a Xunca Arredondo para el combate de la enfermedad. 

Lesvy, universitaria de escasos 22 años, llegó al Hospital General Dr. L. G. Nassar, con niveles de oxigenación menores a 40 mmHg. Los médicos encontraron una insólita opresión en la tráquea: “Como en otras ocasiones, la lesión apareció súbitamente y así fue empeorando en pocos días”, informó Maricela Montaño, jefa de enfermeras. 

“La pasaron a terapia intensiva, pero antier mi niña ya no aguantó más y se me fue”, explicó Aracely, mamá de Lesvy. El acta de defunción que le proporcionaron indica solo hipoxia como la causa del deceso. 

En busca de mayor seriedad al asunto, Aracely decidió alzar la voz; “A Lesvy nadie me la va a devolver, pero no quiero que otras madres vivan lo que yo. Le pido apoyo al licenciado Santiel, para que esto se resuelva ya”, demandó. 

Como el de la madre de Lesvy, muchos otros testimonios de familiares y amigos de muertas han aparecido en redes. Entre ellas, Debhani de 18 años, que murió por asfixia; o Mariela Saidi de 27 años, quien falleció por profundas heridas en la cabeza parecidas a un traumatismo craneoencefálico.

El primer ministro y el secretario de salud no han emitido comentarios al respecto. 

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08 de marzo de 2024

GRITAN NO MÁS AL “VIRUS DEL MACHISMO”

Más de 100 mil mujeres tomaron las calles de la capital del país. La protesta convocada por Xunca Arredondo llenó el centro de Patriarcadotitlán con llamativas pancartas y coloridas figuras de papel maché. Con el grito: “¡Nos queremos vivas!”, las féminas pidieron salud y solidaridad al gobierno. 

Hasta adelante, Aracely (mamá de la fallecida Lesvy) y otras madres de las que perdieron la vida, mostraron fotografías con las caras sonrientes de sus hijas. Más atrás: señoras, jóvenes y hasta niñas completaron al contingente. “Hay de dos: callar y esperar mi muerte, la de mi hermana y la de mi prima; o reclamar nuestro derecho a sentirnos sanas y vivas”, aseguró Priscila, quien acudió a la marcha con una enorme cruz negra. 

“Miedo a enfermarme, sí tengo, pero me causa más pavor que sea mi hija la que se muera. Ahorita es por ella, no por mí”, afirmó Gabriela, cuyo embarazo de 8 meses no le impidió unirse a la manifestación. En un mitin realizado en la plaza principal, Arredondo bautizó al contagioso germen, como el “virus del machismo”: “Pareciera como si el virus nos señalara y nos dañara solo porque somos mujeres”, aseveró. 

Mediante un comunicado publicado en su cuenta de Z, el secretario de salud condenó a la aglomeración, calificando de rebeldes e irresponsables a las quejosas. Declaró que, de continuar las multitudes, podría sugerir la implementación de un toque de queda, con la posibilidad de procesar con un delito grave contra la salud a quienes lo desobedezcan: “Refriendo mi compromiso por salvaguardar la salubridad de Patriarcadotitlán y no me va a temblar la mano para dejar caer todo el peso de la ley contras las que solitas se pongan la soga al cuello”, sentenció.   

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15 de marzo de 2040

INYECCIÓN DE CAPITAL PARA FRENAR AL VIRUS

Con el fin de evitar una pandemia, países de todo el mundo acordaron el cierre de sus fronteras a mujeres de Patriarcadotitlán. 

La asamblea extraordinaria efectuada en Ginebra, Suiza, que fue convocada por el director general de la OMS, reunió a cientos de líderes gubernamentales internacionales, y sus secretarios de salud, para implementar un plan de contención que evite la llegada del virus a sus naciones. Ante ellos, el primer ministro Mauricio Santiel se comprometió a destinar 100 millones de dólares (equivalentes a casi 17 billones de pesos patriarcadititlecos) para el desarrollo de un tratamiento contra la infección. 

A su regreso a nuestro país, el mandatario informó que los fondos serán destinados al proyecto de la Universidad Máxima, que, en coordinación con la industria farmacéutica, ya está dirigiendo el Dr. Leandro Valle: “La investigación comenzó desde que se detectaron los primeros casos”, aseguró. 

Al ser cuestionado sobre el número de fallecimientos reportados por Xunca Arredondo, Santiel se mostró sorprendido: “No se me ha informado. Los datos oficiales, que nos ha dado el Dr. Leandro, muestran tendencias muy positivas”, puntualizó.

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13 de agosto de 2040

LISTO EL SUERO CONTRA LA INFECCIÓN

A más de medio año de la crisis por el coloquialmente llamado “virus del machismo”, que ha dejado un numero incierto, pero aparentemente elevado de fallecidas.  La Agencia Federal de Medicamentos de Patriarcadotitlán (AFMP) otorgó la autorización de uso de emergencia al suero inmunológico que desarrolló el Dr. Leandro Valle, en coordinación con un equipo multidisciplinario de científicos.

El secretario de salud aplaudió la decisión de la entidad regulatoria para acelerar los ensayos clínicos, que, a lo largo de tres fases de estudio, en el que fue administrado a personas infectadas, demostraron satisfactoriamente, según el reporte emitido por el mismo grupo de investigadores, disminuir los efectos negativos del virus, evitando estadios graves de la enfermedad. “Entramos a una nueva etapa”, detalló, pues de acuerdo con sus estudios, el suero inmunizará rápidamente a las infectadas, lo que propiciará a una protección colectiva que detendrá la transmisión del virus: “Va a llegar un punto en el que habrá tantas mujeres inmunes, que el virus no se podrá seguir propagando más. En ese momento se habrá alcanzado a la inmunidad de rebaño”, aseguró. 

El primer ministro garantizó el suministro del suero a todos los centros de salud del país. “Nuestras fuerzas armadas custodiarán la distribución de la medicina”, reiteró.

Santiel exhortó a las patrircadotitlecas a colaborar con las indicaciones médicas, pues de ser así, estima que la situación quedará superada para antes de terminar el año.  

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21 de noviembre de 2040

SE AGUDIZA LA CRISIS DEL MACHISMO

A través de un comunicado de prensa, médicos del Instituto Nacional de Psiquiatría reportaron que, a lo largo del mes han detectado alrededor de 17 individuos de sexo masculino con un trastorno de ansiedad, similar al presentado por las mujeres a partir de febrero de este año. Los especialistas temen que el desorden se deba también al virus del machismo. 

Aunado a esto, miles de usuarios han declarado a través de Z, la presencia de signos como: timidez para expresar emociones o una intensa necesidad de aparentar fortaleza. 

“A”, masculino joven que prefirió mantener el anonimato, detalló una incapacidad para desahogarse ante situaciones de melancolía o frustración: “No puedo llorar, el sentimiento se me va a la garganta y ahí queda como un nudo”, compartió. 

De acuerdo con la información proporcionada por Xunca Arrendo, a través de su cuenta de Tik Tok, el virus del machismo ha experimentado importantes mutaciones, que han ampliado su capacidad infectante: “Además de afectar también a hombres, ha agravado el cuadro que experimentan las mujeres, aumentando la probabilidad de muerte”. 

A pesar de los esperanzadores pronósticos del gobierno, con la masiva aplicación del suero inmunológico que desarrollaron, la ocupación hospitalaria no disminuye. “Estamos saturados. A falta de camas, hemos tenido que improvisar camillas en los pasillos”, comunicó Marcela Montaño, enfermera del Hospital General Dr. L. G. Nassar. “La situación nos ha superado, hay mucho agotamiento físico y emocional entre los compañeros”, afirmó el Dr. Alejandro Moreno, del Centro Médico Nacional 3000. 

Según Arredondo, están perdiendo la vida, alrededor de 10 mujeres al día, dato que ha sido confirmado por varias funerarias: “Es anormal que más del 80% de los servicios solicitados correspondan al sexo femenino”, aseguró Leopoldo Vásquez, gerente de Servicios Funerarios In pulverum reverteris. 

Ante la situación presentada, ni el primer ministro, ni el secretario de salud han querido emitir comentarios. 

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25 de diciembre de 2040

LUTO NACIONAL ASALTA A PATRIARCADOTITLÁN

El secretario de gobernación, Daniel Mireles, ha confirmado en un mensaje realizado en cadena nacional, que esta madrugada, a las 04 horas con 42 min, falleció en el Palacio Federal, el primer ministro, Mauricio Santiel. Sin dar detalles respecto a las causas del deceso, ha convocado al Honorable y Soberano Congreso de Patriarcadotitlán, a una sesión extraordinaria, que lo autorizará parra asumir la titularidad provisional del cargo. 

Fuentes no oficiales, sugieren que el mandatario habría estado lidiando con la infección del virus del machismo desde hace más de un mes. 

En el comunicado, y sin explicar las razones, Mireles designó a Xunca Arredondo al frente del combate contra el machismo. Por su parte, Leandro Valle, ovacionó la inclusión de la científica: “Desde siempre he manifestado mi enorme interés en considerar a la doctora. En su momento, le externé al ministro Santiel, q.e.p.d, la necesidad de involucrarla en nuestras filas. ¡Bienvenida a esta lucha que es de todos los Patriacadotitlecos y las Patriarcadititlecas!”, ratificó.

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24 de marzo de 2041

INYECTARÁN ESPERANZA A PATRIARCADOTITLECOS

En conferencia de prensa, la científica Xunca Arredondo, presentó la vacuna denominada anti súper XY, la cual, además de haber obtenido autorización para su uso por la AFMP, ha sido aprobada por la FDA. 

De acuerdo con la estudiosa, este desarrollo se basa en una suspensión proteica que estimula al sistema inmune: “Existe una curiosa relación entre el sistema nervioso y el inmunológico. Con nuestra vacuna, estimulamos ciertas conexiones neuronales, que fomentan la producción de linfa”, aclaró. Según la investigadora, la linfa es un concentrado de glóbulos blancos, que, al fungir como células de defensa del organismo, son capaces de combatir a agentes patógenos que desencadenan enfermedades, como la generada por el virus del machismo. 

Arredondo reconoció el arduo trabajo de los biólogos y neurólogos de su equipo de trabajo, pues sus descubrimientos fueron la clave para dar con esta solución: “El impulso dado a las neuronas se asemeja al proceso de aprendizaje y para mayor eficacia es importante que se administre desde edades tempranas”, explicó. Es por ello, que el gobierno ha anunciado la inclusión de la anti súper XY dentro del cuadro básico de vacunación, a modo de que el biológico pueda ser aplicado a partir de los 6 meses de edad. 

Para el caso de adultos, Xunca, precisó que se requerirán administraciones mensuales y persistentes durante un mínimo de tres años: “Incluso gente que ya sea portadora del virus puede vacunarse, pues hemos comprobado que los efectos del virus disminuirán, evitando cuadros graves e incluso la muerte”, declaró. 

En su intervención, Daniel Mireles sostuvo que su gobierno interino, ha pactado con la industria farmacéutica la producción de millones de dosis, por lo que aseguró vacunas suficientes para toda la población: “Con esta estrategia no solo estamos atacando la cura contra el virus del machismo, sino que también propiciamos a la prevención, lo que representa una bandera de esperanza que transformará la vida a mujeres y hombres. Hoy Patriarcadotitlán se encamina a alcanzar la luz al final del túnel”, puntualizó. 

  1. Este texto es uno de los resultados del taller Hacerle al cuento, en el que nos sumergimos en este género literario para crear nuevas historias y personajes. La entrega final consistió en un cuento completo y “Proyecto anti súper XY”, de Mayra Martínez, fue seleccionado como uno de los tres mejores. Espera la publicación de los otros ganadores en las siguientes semanas. Mientras tanto, puedes conocer más sobre los cursos y talleres aquí.  ↩︎

Una lágrima gaseosa

por Lizbeth Bolaños1

Volteo hacia la sala de la casa, busco a mamá desde el corredor. La gente viste de negro, susurran, se dan palmadas en los hombros y bajan la mirada. Nadie me hace caso, así que juego y doy un paso firme para que mis tenis nuevos se enciendan de colores naranja, amarillo y rojo. Mi papá me los compró de cumpleaños, tienen brillos dorados y estrellas rosas. Aún no me ha enseñado a atarme los cordones, pero me prometió que lo haría. Me lo ha prometido desde que soy pequeña y aún no lo hace. No lo he visto en años. Mamá no ha tenido tiempo de enseñarme a hacerlo, no desde que la abuelita se puso mal, pero dudo que lo haga. Observo cómo las luces rojas y naranjas acompañan lo calientito de las velas por unos segundos, cuando una señora me ve de reojo. ¿Será que ella pueda entrar a la sala de adultos y me traiga a mi mamá? La señora abre mucho los ojos, y se me queda viendo feo, a punto de regañarme. Me dice con voz golpeada:

 —Me asustaste niña, pensé que algo se quemaba —y entra a la sala de adultos. 

Todos lloran porque se murió la abuelita, incluída mi prima Miriam que tiene los mismos años que yo. Realmente no llora, solo tiene la cara roja, hace muecas y no deja de gritar que extraña a la abuelita. No es cierto, yo sé que Miriam solo se hace la que llora para que las tías le hagan caso. Además ella nunca quiso a mi Tita, solo quiere los dulces que sabe que los adultos le darán para que se calme. Y como no recibía dulces, ahora cambia de táctica y solloza en silencio, moquea y agita sus hombros. Una lágrima comienza a escurrir por su cara inflada. Cuando sale la lágrima, la señora que antes me había mirado feo se acerca a ella, la abraza, lloran un buen rato juntas y después le da un Kiss medio derretido. Si le va bien a Miriam con su táctica y más tías le creen, incluso le podrían comprar toda una caja de chocolates para ella sola.

Miriam nunca quiso a mi Tita. Sus historias le aburrían y además le tenía miedo. A mí me gustaba mucho escucharla hablar sobre un pueblito muy muy lejano, y una versión de la abuelita en la que alguna vez fue niña. Solo me daba algo de miedo verla cuando le daban sus ataques; ponía los ojos en blanco, respiraba de forma extraña y todo su cuerpo se apretaba y se sacudía de arriba a abajo como gelatina. Mamá siempre llegaba y le ponía algo en la lengua, aunque nunca vi qué, olía amargo. Miriam salía corriendo del cuarto, pero yo me quedaba y le daba mi mano a Tita. A veces me la apretaba muy fuerte y me dolía. Pero prefería quedarme con ella y con mamá.

Ya pasó un buen rato y Miriam y la señora siguen llorando juntas. Ella pasa su mano por el cabello de mi prima, como si estuviera peinándola. Eso me recuerda a lo que una vez me dijo mamá: así como los nudos se deshacen con el cepillo, los nudos de la garganta se deshacen con las lágrimas. Busco los nudos atorados detrás de mi nuca y en mi garganta, quizá si los deshago, las lágrimas puedan salir. Pero no los encuentro y las lágrimas simplemente no salen. 

Entre las sombras, las tías con collares de bolitas rojas en sus manos rezan en silencio. Todas tienen lágrimas en las mejillas. Parecen hilitos de oro que salen de sus ojos. Se abrazan y se dan la mano. Cada que sale una gota dorada, alguien llega a ofrecer un abrazo y una mano de cepillo para deshacer los nudos del cabello y del corazón. Quizá de verdad quisieron mucho a Tita y la extrañan. ¿Y si yo no la quise lo suficiente y por eso no me salen las lágrimas? Recuerdo todas las tardes donde me contaba historias mágicas como la de Alláenla Fuente y el chorrito que tenía calor. También me acuerdo de la sonrisa con la mirada perdida que le quedaba después de sus ataques. Esos momentos fueron bonitos y debería estar triste de que no volverán a ocurrir, triste como las otras personas en la habitación. La cosa es que no me siento triste. Yo sabía que mi Tita se iba a morir, ella misma me lo dijo después de uno de sus ataques y al día siguiente pasó. Pero de todas formas me gustaría poder llorar como las tías o como Miriam. Que un río de oro saliera por mis ojos.

¡Qué fácil parece llorar como mi prima! Hace una semana la maestra dijo que los humanos somos sesenta por ciento agua, pero no dijo cuánto de ese porcentaje eran lágrimas. Quizá cuando nací mis porcentajes estuvieron desequilibrados y por eso ahora no tengo agua por derramar. Estoy segura de que mi prima tiene un porcentaje altísimo porque no ha parado de llorar en las últimas horas. Si yo lograra llorar de verdad, incluso más fuerte que ella, quizá podría pedir más que dulces. Podría pedir unas zapatillas de adulta, y así entrar en la sala sin permiso como mamá, atarme los cordones yo sola sin la ayuda de papá, y le sacaría la lengua a la señora que me había mirado feo.

Muy en el fondo, creo que hay otra razón por la que no puedo llorar. Creo que se debe a mi nombre: Sarah. Mi papá me contó que significa “princesa”, y mi abuela me dijo que una Sarah fue esposa de Abraham y madre de Isaac. La verdad mi nombre me recuerda más a la forma en la que suena el gran desierto del Sahara. Recorté una monografía de ese desierto hace tan solo unos días para mi clase de geografía. Resulta que alguna vez fue un océano, pero ahora solo hay olas de arena roja. Tal vez eso mismo me pasa a mí, que alguna vez hubo un mar en mi interior y se secó; por eso ya no puedo llorar. Me pregunto si el calor será tan intenso en el Sahara como lo es el de esta habitación. ¿Sobreviviría una gota de agua en el desierto? Quiero encontrar una gota de agua dentro de mí; no esos mocos espesos como los de mi prima, sino agua de verdad, que salga por mis ojos.

Intento buscar las lágrimas en mi pancita, en mi garganta, en la parte de atrás de mi cabeza, cualquier lugar es bueno para empezar a llorar. Pero no lo logro. Me pellizco el brazo, me rasco hasta sacar un hilito diminuto de sangre, quizá el dolor haga que llore. Pero ni una sola lágrima sale de mis ojos. Me frustro, aprieto los nudillos, doy un golpe en el piso, esta vez no para jugar, sino para que la fuerza de mi patada me haga sentir algo. Las luces de mis tenis se vuelven a encender y por una vez deseo que la señora hubiera tenido razón: que aquella luz fuera fuego y que algo se quemara. 

Me quedo quieta como me ordenaron. Nadie notó la patada así que no estaré en problemas. Todos siguen llorando. El aire se siente espeso por el bochorno de la habitación. Comienzo a respirar muy rápido, entrecortado, tal como vi a la abuelita hacerlo. Cuando Tita respiraba así, soltaba una lágrima. ¿Lo haré también yo si continúo respirando así? El pecho me arde y las luces de las velas se vuelven más brillantes. Unos puntos dorados dispersos titilan al ritmo de mi respiración. Cómo me gustaría que uno de esos puntos estuviera dentro de mí y así sacar la poquita agua que traigo dentro. 

Camino hacia una de las velas y acerco mi mano a ella. Se siente cálida y un cosquilleo se extiende desde la punta de mi dedo hasta recorrer todo mi brazo. Escucho a lo lejos los rezos, Aves Marías incesantes. Me lo enseñaron en el catecismo y aún no logro entenderle a todas esas palabras juntas. Son un zumbido en mis oídos que me arrullan. Toco la tibia cera que se desparrama de la vela, y recuerdo que viene de las abejas. Es como si su zumbido me llamara desde el interior de la flama. Un hilito dorado de cera se derrite y se endurece cuando toca el piso frío. Las velas también lloran, y una lágrima de cera puede pasar de ser sólida a líquida. 

Tomo la velita entre mis manos y pienso en mi desierto que antes era un mar. Solo hace falta calor para que el agua dentro de mí se evapore. Acerco la flama a mi rostro, paso la cera por mis labios y siento que se derrite como mantequilla. Sonrío a las figuritas que forman la llama, que cambian con cada segundo en una maravillosa danza roja. Abro la boca y meto la vela en mi interior, que ahora me ilumina y me calienta toda por dentro. 

Poco a poco, percibo cómo hierve el agua de mi pancita, de mi corazón y de mi garganta. Me río a carcajadas por el cosquilleo que recorre mi cuerpo y siento burbujas de agua diminutas agitadas por todo mi interior. Sé que las lágrimas están a punto de salir en forma de vapor, justo como sucede en la olla exprés cuando ya está muy caliente, a punto de explotar. Sonrío al sentir la primera partícula de agua flotar fuera de mis ojos, una lágrima en estado gaseoso.

La molesta señora grita con la garganta desgarrada, su voz completamente rota en un aullido, esta vez sin una sola lágrima en su rostro.

—¡La niña! ¡La niña por el amor de Dios!

  1. Este texto es uno de los resultados del taller Hacerle al cuento, en el que nos sumergimos en este género literario para crear nuevas historias y personajes. La entrega final consistió en un cuento completo y “Una lágrima gaseosa”, de Lizbeth Bolaños, fue seleccionado como uno de los tres mejores. Espera la publicación de los otros ganadores en las siguientes semanas. Mientras tanto, puedes conocer más sobre los cursos y talleres aquí. ↩︎

¿Tu propósito de 2024 es leer más?

Si una vez más anotaste en tus propósitos de año nuevo «Leer más», déjame decirte que hay muchas probabilidades de que se quede en una buena intención como en años pasados. Y no es tu culpa: hoy tenemos tantas actividades y tantos estímulos a nuestro alrededor, que nos falta tiempo y energía para leer. Y cuando finalmente conseguimos hacerlo en las noches al irnos a la cama, nos quedamos dormidos en la primera página. A todos nos pasa.

Pero hay formas de motivarte y una de ellas es leer acompañado. Cuando perteneces a un círculo de lectura, estás en confianza con otros lectores que enfrentan los mismos problemas para leer que tú, pero también que se emocionan con las mismas escenas que tú y que lloran con los mismos finales que tú. Ahí encontrarás una gran motivación. 

Por eso quiero invitarte a la comunidad lectora que he formado desde 2021. ¿Cómo funciona? Te lo cuento en el siguiente video.

No dejes pasar un año más de propósitos no cumplidos. Deja de ir al gran cine de la literatura solo y compra tu entrada para leer con nosotros. Puedes conocer los programas de lectura de este año aquí.