«Un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir.»
Italo Calvino
Hoy leemos solitarios y en silencio. Abrimos las tapas de un libro solos y las cerramos también solos. Antes, en cambio, se acostumbraba que una persona leyera para muchas otras. Se reunían en las plazas y las tabernas, donde alguien entonaba los episodios más emocionantes de un libro. Los oyentes se emocionaban, reían y lloraban al mismo tiempo; lanzaban todo tipo de exclamaciones y comentaban en tiempo real. Así se leyeron el Quijote, gloria de la literatura, y muchos otros libros.
Hoy, nada nos impide volver a hacer de la literatura una actividad colectiva. Los círculos de lectura nos permiten compartir nuestras experiencias con otras personas que leen el mismo libro de forma simultánea. Gozar y sufrir con ellos, enriquecer nuestra perspectiva, sumar nuevos conocimientos.

Como historiador, me gusta situar cada obra literaria en su contexto: preguntar qué significó y qué trascendencia tuvo en su época. Como escritor, me interesa descubrir la forma en que los autores lograron crear piezas extraordinarias. Como lector, me apasiona encontrar los secretos de cada frase. En los círculos de lectura que dirijo, me propongo hacer esto y más en compañía de lectores empedernidos que están deseosos de exprimir cada palabra de un buen libro. Se trata de ciclos anuales, pero que reciben nuevos lectores en cualquier momento.
¡Suscríbete a mi blog!