Etiqueta: literatura

El arte de crear

Este 2025, el sello Aguilar publicó El arte de crear, de Joseph Nguyen. Se trata de un pequeño volumen que introduce al lector a la misteriosa actividad de la creación. El libro aborda preguntas de origen como qué es crear, por qué hacerlo y si todos somos creativos. Habla también sobre los procesos de creación, distingue entre inspiración y transformación, habla de los posibles obstáculos en el camino e incluso trata los bloqueos creativos. Algunos de estos temas son acompañados de ejercicios y listas de verificación, lo cual da un carácter práctico al libro.

Cuando la editorial Penguin Random House me envió el libro, comencé a leerlo. Si bien me resultó un tanto básico para personas que ya llevamos tiempo en alguna carrera artística, me parece que el libro puede ser bueno para quienes recién experimentan “la cosquillita” de lanzarse al camino de la creatividad. Esas personas atesorarán palabras como las siguientes: “Todos nacemos con la semilla de un don a través del cual expresarnos. / Una de las mayores alegrías de la vida es descubrir cuál es esa semilla y regarla de forma intencionada para que florezca y se convierte en algo que nunca habríamos esperado.” (p. 35)

Y a creadores más experimentados les servirán líneas como estas: “Recuerda que, ante todo, el arte debe ser para ti. El resultado del arte es que ayuda a los demás, pero ese no es su propósito principal. Cuando nuestro arte pierde la intención inicial de ser para nosotros y empieza a desviarse hacia cosas externas como querer que a la gente le guste o capturar su atención, entonces el miedo entrará en nuestra mente.” (p. 74)

Quizá lo que más disfruté del volumen son las citas que reúne de distintos artistas e incluso científicos en torno a la creatividad. A continuación comparto mis favoritas:

  • “El arte es la eliminación de lo innecesario.” Pablo Picasso (p. 21)
  • “Tu trabajo como artista es crear significado, belleza y experiencias transformadoras. Eres un agente de la cultura, no un funcionario del orden social.” Susan Dirende (p. 23)
  • “El objetivo del arte no es el dinero. El propósito del dinero para un artista es permitirle hacer más arte.” Casey Neistat (p. 42)
  • “Creatividad es ver lo que todo el mundo ha visto y pensar lo que nadie ha pensado.” Albert Einstein (p. 63)
  • “El adulto creativo es el niño que sobrevivió.” Ursula K. Le Guin (p. 71)
  • “No pienses en hacer arte. Solo hazlo. Deja que los demás decidan si es bueno o malo, si les encanta o lo odian. Mientras ellos deciden, tú crea más arte.” Andy Warhol (p. 79)

Cuéntenme: ¿ustedes se consideran personas creativas?, ¿les gustaría emprender algún camino artístico?, ¿alguna de estas frases cobra sentido para ustedes? Los leo en los comentarios.

¡30% de descuento en todos mis cursos en línea!

“¡No tengo tiempo!” “Comienzo en vacaciones”. Son los clásicos pretextos con los que postergamos tomar los cursos con los que queremos aprender y disfrutar. ¡Pues te tengo noticias! Ya son las vacaciones y no quiero que dejes pasar ni un minuto más para que realmente cumplas con tus metas y satisfagas la curiosidad que tienes desde hace tiempo. Por eso, durante el mes de julio, la Biblioteca Troconis tiene 30% de descuento en todos mis cursos en línea. Así, directo, sin “peros” ni pasos adicionales. ¡30% de descuento en todos mis cursos! Quiero ser tu guía por la escritura, la literatura y la historia. Estos son los cursos que podrás disfrutar este verano:

  • Elemental, mi querido Hitchcock: explora cómo se ha transformado el género policiaco tanto en la literatura como en el cine y las series. Investigaremos a los propios detectives y seguiremos sus huellas para explicarnos cómo han interactuado con las historias de gángsters, el suspenso e incluso la fantasía. Haz clic aquí.
  • Curso de apreciación de poesía: descubre qué es la poesía, cómo ha evolucionado, sus ritmos, formas y propósitos. Aprende a leerla, escribirla y declamarla para disfrutarla a fondo. Ideal tanto para quienes aún no conectan con ella como para quienes ya la aman y quieren profundizar. Haz clic aquí.
  • Taller de redacción y comunicación: aprende desde ortografía y gramática básica hasta técnicas para presentar y pulir tus textos. Mejora tu redacción en correos, WhatsApp y otros formatos, y descubre herramientas de grandes escritores para cautivar a tus lectores. Al finalizar, tu escritura será más clara, profesional y creativa. Haz clic aquí. 
  • Word para escritores, editores y otros seres fantásticos: domina el formato de textos: interlineado, sangrías, listas, tablas y más. Aprenderás a corregir con agilidad, dar forma de libro a tus documentos y crear plantillas útiles para tu trabajo. El resultado: textos mejor presentados que abren más puertas y oportunidades. Haz clic aquí.
  • Luces y sombras de la Edad Media:  Descubre la Edad Media como nunca antes: entre castillos, cruzadas, manuscritos, oscuridad… y muchísima luz. Ideal para quienes quieren comprender este tiempo con una mirada crítica, clara y apasionada. Haz clic aquí.

Yo sé que, para este punto, lo único que te preguntas es qué curso elegir primero y cómo aplicar tu descuento. Lo primero depende de ti y lo segundo se hace de esta manera:

  1. Da clic en el enlace del curso que más te interese.
  2. Presiona el botón “Inscríbete ya”.
  3. Llena tus datos en el formulario de pago.
  4. Utiliza el cupón “VACACIONES” al momento de realizar tu compra.
  5. ¡Disfruta del mejor contenido para aprender en este mes veraniego!

Si tienes alguna duda, recuerda que puedes escribirme a contacto.elikgtroconis@gmail.com.

El nuevo libro de Amélie Nothomb

Hace unas semanas, Editorial Anagrama publicó la versión en español de El libro de las hermanas, una de las obras más recientes de Amélie Nothomb. La autora belga es una de las más leídas de la literatura francófona. Con un ritmo promedio de un libro por año, Nothomb sorprende constantemente con historias breves que atrapan por su fuerza desde la primera página. Por eso, desde que recibí el ejemplar de parte de Editorial Anagrama, comencé a saborearlo.

Aunque El libro de las hermanas no tiene la potencia de Cosmética del enemigo o Ácido sulfúrico (mis preferidos de Nothomb), sí se caracteriza por una exploración detenida de la mente de sus dos protagonistas, las hermanas Tristane y Laetitia. Sus padres se amaban tanto que olvidaron amarlas a ellas. Tristane lo resintió porque vivió una infancia solitaria, pero cuando nació Laetitia se volcó sobre ella y la salvó de la misma tristeza. A lo largo del libro, atestiguamos la construcción de la relación entre las hermanas, con sus momentos más felices, pero también con los más difíciles.

Tengo la costumbre de subrayar mis frases favoritas de los libros que leo. Comparto aquí las seis más destacadas de El libro de las hermanas y aprovecho para mencionar que le debemos la traducción a Sergi Pàmies:

Ningún espectáculo nos satisface tanto como el sueño de la persona a la que más amamos. Si encima el durmiente es un bebé, la felicidad va unida a un misterio: ¿con qué sueñas cuando tienes tres meses? (p. 50)

En el tiempo de la infancia solo existe el ahora. (p. 53)

—Déjalos con sus ilusiones.

—¿Qué son las ilusiones?

—Es creer algo bonito que no es verdad.

—¿Por qué?

—Es agradable.

—No me gusta.

—Tienes razón. Pero ciertas personas necesitan eso. (p. 74)

—Y a ti, que te encanta la literatura, ¿no tienes ganas de escribir?

—También me encanta el vino, y no tengo ganas de cultivar viñedos. (p. 149)

Cada alma tiene su herida, esta es la mía. (p. 69)

La muerte no significaba el fin del amor. (p. 165)

¿Ustedes conocen alguno de los libros de Amélie Nothomb? ¿Cuál o cuáles? Si no, muy buena parte de ellos están publicados por Anagrama. ¡Espero sus comentarios sobre estos libros!

¡Llega el audiolibro de Titivillus!

Mi abuelo Luis era un gran lector en voz alta. Mi papá lo es. Recuerdo nítidamente a uno y a otro leyendo distintos libros. Ambos ponían muchísima emoción en la narración. Yo me sentía como si estuviera viviendo la escena en carne propia, como si delante de mí se dispararan los cañones de un relato histórico que le encantaba a mi abuelo o como si tuviera enfrente a aquel Sherlock Holmes del que hablaba mi papá.

Escucharlos de pequeño me fascinó tanto que yo también quise convertirme en un buen lector en voz alta. En cursos y talleres, en reuniones, en cualquier escenario que se preste, en cuanto hay que leer algo y preguntan quién quiere hacerlo, yo levanto la mano. Es algo que disfruto, pues siento que le doy vida a los personajes y que, de alguna manera, hago vivir también al autor entre aquellos que lo estamos conociendo a través de sus letras. Y lo disfruto más cuando percibo la emoción de las personas a mi alrededor, la misma que yo experimentaba al oír a mi papá y a mi abuelo.

Leer en voz alta tiene mucho de actuación, que es otra cosa que siempre me ha llamado la atención (y que está en mi larga lista de cosas por hacer). Implica entender los pensamientos y los sentimientos de cada personaje, crear una voz para ellos, saber pronunciar no solo sus palabras, sino también sus silencios y hasta sus titubeos. Significa hacer vivir a alguien que en realidad no tiene vida.

Por esta magia, recuerdo que desde que comencé a escribir soñé con grabar mis propios audiolibros. Hoy… ¡hoy es un sueño cumplido! Para inaugurar la serie, elegí Titivillus, mi libro más reciente. Su protagonista es Faustino, un escritor joven y frustrado que termina por firmar un pacto con el demonio Titivillus para obtener todo el éxito que siempre ha soñado. Este le garantiza todo el futuro que desea a cambio, tan solo, de su pasado. “Cuanto más porvenir tengas, más tomaré yo de tus recuerdos”. 

Grabar este libro fue toda una experiencia: adaptar el texto, inventar la voz de los

personajes, actuar sus escenas, volverme loco en el estudio. Lo disfruté muchísimo y estoy seguro de que todos aquellos que lo escuchen lo harán también. Lo mejor es que la tecnología de hoy permite acceder a él con tan solo unos cuantos clics aquí.

El audiolibro llega, además, en un momento clave: el sábado 9 de noviembre tendremos un encuentro con toda la comunidad lectora de Titivillus. Esteban Vázquez (ilustrador del libro) y yo estaremos compartiendo un rato con nuestros lectores para conocer sus impresiones, saber qué les pareció la historia, escuchar cuál fue su pasaje favorito. ¡Hay tiempo perfecto para leer!

¡Nos escuchamos en Titivillus y nos vemos muy pronto en la charla!

Elemental, mi querido Hitchcock

Lupas, deducciones, armas y técnicas forenses han cruzado la literatura y el cine desde hace tiempo. Edgar Allan Poe le regaló al mundo el primer detective literario en 1841 y Arthur Marvin llevó a uno por primera vez a la pantalla en el año de 1900. Desde entonces, los detectives, sus ayudantes y también sus archienemigos se han apoderado de las páginas, de la pantalla grande y de la chica, y también de la mente de sus lectores y espectadores.

El género policiaco ha sido una de mis pasiones desde muy pequeño. Primero lo fue como joven lector, luego como escritor y finalmente como investigador. Dediqué mi tesis de licenciatura a ese tema y luego he escrito más novelas de esa tradición, entre ellas La joya robada, que recibió el Premio Nacional de Literatura Fenal Norma. A su lado, otra de las artes que me encanta es el cine, que ha retratado de forma extraordinaria a los detectives y también a los criminales.

Ahora me enorgullece lanzar el curso “Elemental, mi querido Hitchcock”. En él veremos cómo se ha transformado el género policiaco tanto en la literatura como en el cine y las series. Investigaremos a los propios detectives y seguiremos sus huellas para explicarnos cómo han interactuado con las historias de gángsters, el suspenso, la fantasía y hasta el narcotráfico.

Este curso será virtual para que puedan unirse personas de todos los rincones del orbe. Será a lo largo de los 4 sábados de abril de 10 am a 12 pm (horario de la Ciudad de México). Además, todas las sesiones se grabarán por si algún inscrito no puede asistir a alguna.

En la primera sesión veremos cómo se forjó la tradición literaria del policiaco con los primeros detectives como Auguste Dupin, así como la forma en que Sherlock Holmes y Hercule Poirot saltaron al cine. En la segunda sesión hablaremos de la fusión con el género negro y la llegada de los chicos malos con autores como Dashiell Hammett y Raymond Chandler; fue ese el momento en que Hitchcock dirigió películas llenas de suspenso y en que Humphrey Bogart se puso gabardina y sombrero.

En la tercera sesión hablaremos de las series donde ahora resultó que la policía era buena: C. S. I., La ley y el orden y muchas más. Para terminar, hablaremos sobre las mezclas del policiaco con otros géneros en la actualidad, a partir de casos como Élmer Mendoza y el narcotráfico, y Dolores Redondo y la fantasía. Traeremos a colación incluso las nuevas versiones de Poirot en el cine.

Un deleite para todos aquellos que gustan de resolver enigmas, leer buenos libros y disfrutar el cine. ¿Están listos? Pues… ¡acción!

¿Quieres más información? Déjanos tu correo y te contactaremos.

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¿Por qué leer poesía?

Soy de los pobrecitos niños a los que obligaron a memorizar en la secundaria que un soneto tiene 14 versos endecasílabos repartidos en dos cuartetos y dos tercetos; a repetir una y otra vez versos de Sor Juana sin entenderlos; a estudiar para el examen qué es un hipérbaton sin saber qué rayos importaba eso. Pero por fortuna también soy de los que después encontraron abierta la puerta para entrar a lo que de verdad es la poesía. Y así llegué a entenderla y, lo más importante, a disfrutarla.

Hay muchísimos prejuicios en torno a la poesía. Algunos dicen que es muy difícil, que no se entiende nada, que es demasiado cursi… Se piensa también que toda la poesía es romántica. Nada más equivocado. La poesía es un género que nos ha acompañado desde hace miles de años y que está presente en nuestra vida diaria. En verso se cantaron la Ilíada y la Odisea, y mucho tiempo después las hazañas del Cid Campeador. En verso se burló Marcial de las formas más inteligentes y vulgares en tiempos del Imperio romano, y siglos más tarde Quevedo se rio de la cara de Góngora escribiendo “Érase un hombre a una nariz pegado”. En verso escribió Calderón de la Barca que “que toda la vida es sueño, / y los sueños sueños son” y en verso Edgar Allan Poe dio vida al terrible cuervo. En verso lloró Neruda diciendo “Puedo escribir los versos más triste esta noche” y Gabriela Mistral se dolió por “las pobres muchachas muertas”. En verso fue escribiendo su desesperación Alejandra Pizarnik. En verso escribió Safo “el sudor me cubre, un temblor / se apodera de todo mi cuerpo” y también Bécquer sentenció que “poesía eres tú”. En verso están escritos los himnos nacionales. Y hoy cantamos canciones en verso, muchas de ellas inspiradas en poemas anteriores. Hasta José Alfredo compuso canciones en versos de seis sílabas cada uno; piensen simplemente en “El caballo blanco”.

Por eso, aquello de que “No me gusta la poesía” es una falacia; lo que pasa es que no hemos logrado entrar a ella. Es cuestión de aprender a apreciar, pues sus formas han cambiado, sus temas son infinitos, sus imágenes son potentes, sus palabras pueden ser claras y reveladoras. De la mano de un guía, este proceso puede ser todavía más bello y enriquecedor.

En 2022 lancé el “Curso de apreciación de poesía” y ahora llega su segunda edición. En este curso te acercarás a qué es y sobre todo qué ha sido la poesía; cómo la escribieron en distintas épocas y con qué propósito; qué formas ha adoptado con el tiempo; cómo se crean las imágenes; cómo se escuchan los ritmos y las rimas; cómo declamar un poema y emocionar a otros. En pocas palabras, aprenderás a apreciar para gozar cada verso. Un curso para lectores que aún no conectan con la poesía y también para amantes del género que desean disfrutarlo aún más.

La nueva edición del curso se llevará a cabo el sábado 23 y el domingo 24 de septiembre, de 17:00 a 20:00 hrs. Serán dos sesiones en las que, apoyados en una antología virtual, haremos un recorrido a lo largo de 2,500 años de historia de la poesía. Tenemos cupo limitado, así que si quieres más información, escribe al WhatsApp (55) 4254-5575 o al correo contacto.elikgtroconis@gmail.com.

10 frases favoritas de “La joya robada”

En las últimas semanas he recibido muchas impresiones sobre La joya robada por parte de lectores que van avanzando a través de sus capítulos o que ya terminaron la novela. Cuando platico con ellos, me gusta hacerles tres preguntas en particular: ¿quién sospechabas tú que era el asesino?, ¿cuál fue la escena que te dio más risa?, ¿cuál es tu frase favorita del libro? En esta entrada, quiero compartir a ustedes las 10 frases que más han gustado a otros. Lo que me encanta de la selección es que hay frases tanto de los momentos más cómicos como de los más tristes. Aquí van:

  1. Llorad cuanto podáis, que la tristeza abandona nuestro cuerpo por medio de las lágrimas. 
  1. Calla, ruin bellaco, hideputa bribón, inmunda rata, bestia de carga, rastrera serpiente, escoria malparida, almorrana del diablo. 
  1. Los delitos son una expresión de la condición humana, un estallido de los sentimientos. 
  1. Las ausencias también indican presencias, tanto como los silencios hablan.
  1. ¿Qué hay, mi señor, más mudable que la voluntad del ser humano?
  1. Hay que ir, por tanto, siempre a los fechos. Solo en ellos podemos creer. Todo lo demás es ilusión, una sombra, una ficción. (Punto extra para quienes saben de dónde vienen las últimas palabras. Pista: es un autor del Siglo de oro.)
  1. Sé quién soy hoy, sé qué siento, sé qué deseo; pero os ruego que no me preguntéis quién seré mañana, qué sentiré ni qué desearé ese día. No lo sé porque cambio, no lo sé porque el mundo cambia. 
  1. Aceptar las pérdidas es tan bueno al alma como abrir los brazos a nuevas venturas.
  1. Esto es tan verdad como que nadie se baña dos veces en el mismo río y que ningún caballero andante derrota al mismo gigante en dos ocasiones.
  1. Hemos de vivir nuestros años como si el mundo y sus elementos fueran para siempre, pero con la conciencia de que no lo son: así sabremos entregarnos sin mesura y sabremos también aceptar los finales.

Gracias, amigos lectores, por compartir conmigo lo que más les ha gustado de La joya robada. El detective don Quijote y yo nos regocijamos de saber que disfrutaron estas aventuras y las palabras en las que están expresadas.

En cuanto a mí, confieso que la 10 es mi favorita entre todas y también que río desbocadamente cada vez que leo la forma en que don Quijote insulta al asesino con la número 2.

¿Y usted, querido lector? ¿Usted por cuál de estas frases vota como favorita?

¿Por qué rayos te gusta el “Quijote”?

Son muchos los que me lo han preguntado. Algunos con incredulidad y hasta indignación. Otros con sincero interés. Mi respuesta corta para todos ellos es: “Porque el Quijote tiene de todo. Porque es la historia de las historias”. Y sin hacerme esperar, les explico que tiene princesas y barberos, capitanes y pastones, combates y espectáculos, amores y desamores, locuras y corduras.

Grabado de Gustavo Doré

Como todos en este mundo, supe de la obra de Cervantes antes por dimes y diretes que por leerla directamente. Que si Sancho, que si Dulcinea, que si Rocinante… En la carrera, para la clase de Historia del libro y la lectura, leí los primeros cinco o diez capítulos, no más. Luego vi el musical El hombre de la Mancha en español y hasta en francés, pero seguía sin haber leído el texto original y completo.

El libro se asentó en mis manos ya de forma irremediable durante el año que tuve la beca de la Fundación para las Letras Mexicanas, gracias al curso que ahí impartió Emiliano Álvarez. ¡Pero qué cosa! Y, sobre todo, ¡qué risa! Cómo se divierte cualquier lector cuando entiende que a don Quijote se le seca el cerebro de tanto leer libros de caballeros y que es por eso que decide convertirse en uno. Y así, aunque su caballo esté desnutrido y sus armas maltrechas, sale a la aventura.

Pero va tan falto de sesos y tan confiado de que las historias de los caballeros que salvan princesas y combaten ejércitos ellos solos son reales, que pronto recibe golpes de realidad. Pelea con otros personajes y ahora el que queda maltrecho es él. Confunde molinos con gigantes, eso lo sabemos todos, pero hay episodios aún más cómicos. Cervantes es, en realidad, muy malo con su pobre don Quijote, pues constantemente lo pone en peligro y hasta se diría que al borde de la muerte.

Sancho se le une por ahí del capítulo 7 y entonces comienzan nuevas aventuras juntos. Asisten, por ejemplo, al entierro del pastor Grisóstomo y luego son testigos del magistral discurso de la pastora Marcela (para muchos, una de las primeras expresiones de feminismo). Más adelante llegan a una venta donde se hospeda todo tipo de personajes.

Imaginen: un sacerdote, un barbero que pretende ser escudero, un juez, su hija de 16 años, una mujer que se hace pasar por princesa, un capitán que combatió en Lepanto, una mujer musulmana… Poco a poco vamos conociendo la historia de cada uno. ¡Las cosas de las que uno se entera con estas historias! Llega un momento en el que ni siquiera nos acordamos de don Quijote, porque de hecho él no es mencionado en una muy buena parte de estos capítulos.


Además, el Quijote es un texto inteligentísimo y muy atrevido para su tiempo. Piensen que en la segunda parte (que se publicó 10 años después de la primera), Sancho se entera de que hay un libro que cuenta las aventuras de su señor. Sorprendido, va con la noticia a don Quijote y él también queda azorado. Pregunta si ese libro cuenta sus glorias, pero Sancho le dice que en realidad cuenta sus descalabros. Sí, sí, así como lo leen: los protagonistas de un libro cobran consciencia de que lo son. ¿No es eso fascinante?

A lo largo del tiempo, he leído y oído conferencias de grandes estudiosos como Margit Frenk y Fernando del Paso sobre el Quijote. He visitado dos casas museo de Cervantes en Alcalá y en Valladolid. He leído otros autores de su tiempo como Lope de Vega, Quevedo y Góngora. Poco a poco me he ido metiendo más al tema y cada vez lo disfruto más.


Desde 2021 dirijo distintos círculos de lectura. Hemos pasado por clásicos del siglo XIX, imperdibles del XX y ahora estamos con joyas latinoamericanas. Entre mis proyectos a mediano plazo está dedicar todo un círculo al Quijote. Sé que sucederá pronto.


Por lo pronto, algo que me tiene feliz y que quiero compartir con ustedes es la publicación de mi novela más reciente: La joya robada. ¿Qué tiene que ver con la obra cervantina? El subtítulo lo dice todo: capítulos verdaderos del crimen que investigó el ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. La novela ganó el Premio Nacional de Literatura Fenal-Norma, fue publicada por Santillana y ya está en librerías. Muy pronto, además, tendremos la primera presentación. ¿Se pueden imaginar a don Quijote investigando un asesinato hace 400 años? ¿Se pueden imaginar lo mucho que reirán con él y otros personajes cervantinos? No se queden con las ganas.

Portada de mi más reciente novela publicada.

Reflexiones literarias desde Málaga

“El sentido último de la literatura es crear comunidad”, escuché decir a Luis García Montero, poeta y director del Instituto Cervantes. Hace unos días, fui uno de los autores invitados en Verdial, Fiesta de la Cultura y las Letras Iberoamericanas. Gracias a la iniciativa de los escritores Jorge Volpi y Fernando Iwazaki, en Málaga, España, se dieron cita artistas como Juan Villoro, Brenda Navarro, Héctor Abad Faciolince, Piedad Bonnett, Pedro Ángel Palou, Socorro Venegas, Daniela Tarazona, José Pulido y Alejandro González Iñárritu. Mi querida Lucy Zamora y yo contribuimos con un taller para escritores de literatura infantil y juvenil, lo que nos dio oportunidad de compartir hotel, comedor y eventos con muchos de esos artistas, disfrutando y aprendiendo con ellos. En esta entrada de mi blog, quiero compartir algunas reflexiones a raíz de esos momentos de convivencia tan cercana.

Fernando Iwasaki en conversación con Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017

Al lado de García Montero (España), en una charla sobre la pérdida y el duelo, Piedad Bonnett (Colombia) afirmó que la literatura puede tener dos propósitos: incomodar y armar conversación. Las dos tienen un valor tremendo, pues hay muchos temas de los que no se habla y el arte tiene la capacidad de traerlos a la mesa para abrir el diálogo. Y por eso, terminaba García Montero, si bien hay una literatura que solo busca el entretenimiento del lector, también hay otra que lo pone en contacto con su realidad.

Por otro lado, autores como Héctor Abad Faciolince (Colombia) y Lina Meruane (Chile) hablaron sobre la enfermedad, pues algunos de sus libros proceden de experiencias de ese tipo. Refiriendo trasplantes, cirugías a corazón abierto e incluso la pérdida de la vista, discutieron sobre la antigua división del cuerpo, la psique y el alma. ¿Son tres distintos o uno solo? Héctor dijo que suele ocurrir que, cuando estamos bien, olvidamos que hay un cuerpo; pero en cuanto algo falla o duele, lo recordamos con pesar. La enfermedad suele ir relacionada con la muerte, otro tema clave en la literatura.

En muchos de los encuentros, los escritores coincidieron en que escribir es una especie de búsqueda hacia el interior, un intento de dar respuesta a interrogantes propias. Jesús García Calero (España), editor del ABC Cultural, lo resumió con estas palabras: “La buena literatura es conocer lo que no conocemos”. Lo es tanto para el escritor como para el lector. Después de un buen libro sabemos algo que antes ignorábamos: de nosotros mismos o de otros. Leer ensancha nuestro mundo conocido.

Fue sorprendente descubrir otros puntos en los que diversos artistas convergían. En un mismo día, por ejemplo, en dos salas muy alejadas una de la otra, Julia Santibáñez (México) y Luis García Montero citaron el “Romance sonámbulo” de Federico García Lorca, demostrando que hay textos que forman parte fundamental de la herencia literaria hispanoamericana. “Verde que te quiero verde. / Verde viento. Verdes ramas…”

Lucy Zamora y yo en medio de nuestro taller de literatura infantil y juvenil

Una entrada de blog no alcanza para compartir con ustedes que me leen la experiencia completa de Verdial. Por eso, Lucy y yo hemos dedicado a ello un capítulo de nuestro podcast “Y los sueños sueños son”. A partir del 22 de mayo, podrán escuchar en Spotify y ver en YouTube una charla con mucho más de este festival. Y si nos siguen en TikTok y los dos canales de Instagram, además encontrarán las entrevistas que hicimos a aquellos colosos de las artes. Agradecido de esta tremenda experiencia en Málaga, me alegro de compartirla con ustedes en tantos formatos distintos. No se lo pierdan.

El derecho a decir «No me gusta Borges»

Fotografía de Jorge Luis Borges, tomada de la BBC.

Nuestra aventura más reciente en el círculo de lectura es el famoso ciego de Buenos Aires, el autor del inolvidable cuento “El Aleph”, el reseñista de libros inexistentes, el hombre que dijo “soñé esta mañana que me moría, sentía una gran sensación de alivio”. Nadie más y nadie menos que Jorge Luis Borges.

Mi primer contacto con sus cuentos fue durante la carrera. Primero cayó en mis manos “La muerte y la brújula” —que leí cabeceando de sueño— y luego “La casa de Asterión” —que me conmovió profundamente—. Pero fue hasta la maestría cuando realmente me puse a leerlo con el lápiz en la mano. Me enfrenté a su libro Ficciones, empezando por “La biblioteca de Babel”. Quedé impresionado por la cantidad de ideas tan deslumbrantes que sentía llegar a mi mente, a la vez que percibía la curiosa —y preciosa— sensación de que había muchas cosas que me pasaban inadvertidas porque no conocía todas las referencias. 

Luego leí el dificilísimo de pronunciar “Tlön Uqbar Orbis Tertius”, donde el narrador habla de un libro que no existe con tanto detalle que te hace pensar que tiene que existir. Dentro del cuento vi nombres conocidos, como el de Alfonso Reyes y Bioy Casares, y fui entendiendo los mecanismos que Borges usa para despistarnos, para hacernos confundir realidad y ficción. En otras palabras, las estrategias que usa para reírse de lo tradicional, de lo “legítimo”, y para carcajearse con todo aquel que entienda su juego.

A los pocos días llegué lentamente a “El Aleph”. Hubo pistas que no entendí (¿qué rayos tenía que ver la tal Beatriz Viterbo con todo el asunto?) sino hasta tiempo después, conversando con un amigo amante de Borges —quiero decir, de su literatura—. Comprendí que a Borges había que leerlo con paciencia, con el afán de hacer una autopsia de sus textos, de ir removiendo capas hasta dar con lo esencial. Ese mismo cuento me enseñó algo más sobre Borges: que es un seductor de mentes.

Curiosamente, en ese tiempo releí paralelamente El llano en llamas, de Juan Rulfo. Al leer a estos dos autores al mismo tiempo, me percaté de una diferencia sustancial: Rulfo me llegaba al corazón; Borges al cerebro. Con Rulfo, la frase “¿No oyes ladrar los perros?” me hacía sentir el mismo agotamiento que quien la pronunciaba y la súplica “Diles que no me maten” me hacía experimentar el miedo a ser fusilado. Sentía en las entrañas: con Rulfo sentía algo absolutamente emocional.

Borges, por el otro lado, me impresionaba intelectualmente. Cuando se arranca a enumerar todo lo que vio en el Aleph, en esa especie de microcosmos que contiene todo lo existente, enlista elementos en los que yo jamás habría pensando (“vi la circulación de mi oscura sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte”), pero sobre todo comete la osadía de decir estas tres palabras: “vi tu cara”. ¡Wow! Rompió la cuarta pared y, en medio del caos que está enunciando me dice, quitado de la pena, que me vio a mí. ¡A mí! 

Es el mismo tipo de impresión que se siente al leer “El jardín de senderos que se bifurcan”, cuando llegas a la línea que dice “El porvenir ya existe”. ¡Por Dios! ¿El futuro, que no ha ocurrido aún —por eso es futuro— ya existe? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿En qué tablilla está escrito? Son frases que podemos pasar de largo si no abrimos bien los ojos o si buscamos otras cosas en los cuentos de Borges. Para mí es eso: un cúmulo de sorpresas intelectuales. Y, como soy de esas personas que se sienten atraídas por lo cognitivo, yo no puedo evitar derretirme con Borges.

Bueno, con muchos de sus cuentos, no todos. No quiero idealizarlo. Y acepto que formo parte de un tipo particular de lector y que hay muchos a quienes esas sorpresas retóricas, literarias o conceptuales no les significa nada. Yo aplaudo a quien lee a Borges concienzudamente y dice “No me gustó”, también quitado de la pena, porque siempre he defendido que todo lector tiene el inalienable derecho a decir que un libro o un autor no le gusta, sea quien sea, haya recibido los premios que haya recibido. Porque al final eso es la lectura: conocer a otros a través de sus palabras y ejercer la crítica sobre ellas. Pero, por supuesto, para juzgar antes hay que leer y hay que hacerlo bien, hasta sus últimas consecuencias. Hay autores y libros para todos. Nosotros hemos venido a esta vida a conocer y disfrutar a todos los posibles.