I have nothing to offer but blood, toil, tears and sweat.
Winston Churchill, primer ministro británico
Crónica de una pandemia empezó en marzo como un proyecto demasiado ambicioso y con un puñado de colaboradores. Hoy, nuestro equipo cuenta con 40 personas en varios países del mundo y somos el proyecto que lleva la crónica más minuciosa del desarrollo de la pandemia de covid-19.
Detrás de cada nota periodística, testimonio, fuente histórica y fake news que registramos, hay un equipo de humanistas voluntarios que dan todo diariamente por preservar las fuentes de este fenómeno y crear un archivo histórico que pueda ser consultado en un futuro muy cercano. No es fácil: los periódicos cada vez publican menos información sobre la pandemia; las fuentes no se encuentran a simple vista y hay que hurgar en rincones ocultos; la gente ya regresa a sus actividades y no tiene el tiempo que quisiera para contar sus experiencias. Pero la creatividad, el ingenio y la perseverancia de nuestro equipo logra desenterrar lo que buscamos, aquello que ya está siendo de utilidad para estudiar este fenómeno histórico.
A esa determinación hay que agregar la entrega, pues todos los miembros de este proyecto somos voluntarios: coordinadores, cronistas, community manager y diseñadores. Lo que nos mueve es el deseo de facilitar el análisis de la pandemia para entender, en última instancia, el actuar de los individuos y entendernos así como humanidad.

De la misma forma, el apoyo de los medios ha sido fundamental para llegar a donde estamos, más lejos incluso de lo que nos permiten nuestras propias redes sociales. Hemos tenido entrevistas en televisión, por ejemplo, en La UNAM responde, programa que se ha consolidado como uno de los de mayor importancia en relación con la pandemia en México. Allende los mares, el portal español de slow journalism Nudo Media publicó una nota acerca de nosotros y gracias a radiodifusoras por internet como Art of Sound nuestro proyecto ha llegado a escuchas de todo el mundo. Gracias a estos y todos los medios que han puesto sus micrófonos al servicio de esta causa. Su cobertura nos permite llegar a más personas y así escuchar el testimonio de todas las voces que quieren contar su experiencia. Porque la historia no la hacen sólo los grandes personajes: la historia la hacemos todos. Y por complicado que resulte registrar todas las voces posibles, el esfuerzo bien lo vale. Sólo así tendremos un rompecabezas completo de esto que vivimos.
¿Cuánto más seguiremos? Es tan difícil como decir cuándo terminará la pandemia y cuándo se detendrán sus consecuencias. No lo sabemos, pero mientras tanto, redoblaremos esfuerzos y diremos lo que Winston Churchill cuando asumió el liderazgo de Inglaterra en 1940, momento en que el mundo enfrentaba una de las amenazas más terribles de la historia: diremos que no tenemos nada que ofrecer más que sangre, trabajo, lágrimas y sudor. Y todo aquel que esté dispuesto a ofrecerlo con nosotros, sea bienvenido.